Más de un 15% de jóvenes ha perdido su trabajo por la crisis sanitaria porque la mayoría trabajaba en los sectores más perjudicados, como la hostelería y el turismo, y tenía menos presencia y formación en otras ramas menos afectadas, según la OIT y el Banco de España

La juventud constituye el colectivo más afectado por el COVID-10 a nivel social y económico: la pandemia destruye sus empleos, limita su educación y formación, y obstaculiza su camino para entrar en el mercado laboral o cambiar de empleo, asegura la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su estudio Observatorio de la OIT: La COVID-19 y el mundo del trabajo.

El desempleo juvenil ya era el más alto en 2019 a nivel mundial, con uno de cada cinco jóvenes sin trabajo ni educación. Actualmente está situación se ha agravado, ya que más de uno de cada seis ha dejado de trabajar desde el comienzo de la crisis sanitaria, mientras que quienes siguen empleados han visto reducir sus horas de trabajo en un 23%, indica la OIT en su informe, que ya va por la cuarta edición.

«La crisis de la COVID-19 está afectando al empleo de los jóvenes – en particular a las mujeres – con mayor gravedad y rapidez que a cualquier otro grupo», afirma Guy Ryder, director general de la OIT, en un comunicado sobre su estudio, que ha dado a conocer recientemente.

Por otra parte, casi la mitad del alumnado ha manifestado que posiblemente concluirá sus estudios con retraso por la pandemia y el 10% prevé que no podrán finalizarlos. A nivel emocional, también se han visto afectados, dado que más de la mitad de los y las jóvenes señala que ha sufrido episodios de ansiedad y depresión desde que comenzó la crisis sanitaria.

Educación y sanidad, los sectores con menos riesgo de desempleo juvenil

Los datos de la OIT indican también que más del 45% de los empleados y empleadas jóvenes a nivel mundial trabajaban en los sectores que más han padecido al surgir la crisis del coronavirus: comercio al por menor, fabricación, inmobiliario, turismo y restauración, entre otros.

En la siguiente tabla se pueden apreciar los sectores con menos y más riesgo de desempleo juvenil por el COVID-19 a nivel mundial, de acuerdo con datos de la OIT. En esta se puede apreciar que donde puede haber más oportunidades laborales a los y las jóvenes son la educación, las actividades sanitarias y trabajo social, la administración pública y defensa, así como los servicios públicos, que además son ámbitos en los que se ha registrado menos presencia de trabajadores y trabajadoras jóvenes antes de la pandemia.

En España, los sectores logístico y de telecomunicaciones cobran fuerza

En el caso de España, las personas trabajadoras más afectadas por la pandemia son las mujeres, los jóvenes y los colectivos con menos formación, escasa experiencia y contratos temporales, ya que son mayoría en los sectores más perjudicados por la crisis del COVID-19: el turismo, la hostelería, el ocio y el comercio, apunta por su parte el informe Transferibilidad de habilidades de los trabajadores en los sectores potencialmente afectados tras el COVID-19, elaborado por el Banco de España.

Los sectores económicos relacionados con los ámbitos turístico, comercial y de la restauración concentran un 19,6% del total del empleo en España, mientras que las ramas relativas a la distribución, la logística, y la información y la comunicación, cuya demanda se ve menos afectada o incluso podría haber aumentado durante el periodo de confinamiento, representan un 7,4% del empleo total, según la entidad española.

El Banco de España también asegura que las ramas que ganarán más empleo a raíz del COVID-19 incluyen los servicios imprescindibles que posibilitan y agilizan la venta de bienes por internet, así como los relacionados con el mayor consumo de ocio doméstico.

En concreto, se generará más empleo en actividades como el transporte terrestre y marítimo de mercancías, servicios logísticos, la creación y difusión de productos cinematográficos y programas de televisión, las telecomunicaciones, y la creación de productos editoriales, entre otras.

Propuestas para afrontar el desempleo juvenil ante el COVID-19

El Observatorio de la OIT aboga por establecer medidas inmediatas que apoyen su estrategia de cuatro pilares: estimular la economía y el empleo; apoyar a las empresas, los empleos y los ingresos; proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo; y buscar soluciones mediante el diálogo social. Estas son:

  • estimular la economía y el empleo
  • apoyar a las empresas,  el  empleo y los ingresos.
  • proteger a los  trabajadores en el lugar de trabajo.
  • buscar soluciones mediante  el diálogo social.

Además, tanto este organismo como el Banco de España aportan las siguientes propuestas para frenar el desempleo juvenil a causa del COVID-19.

1. Formar a los jóvenes en competencias que faciliten su tránsito a nuevos tipos de trabajos

Ante esta situación que limita el bienestar económico y social de las personas de entre 15 y 24 años, tanto la OIT como el Banco de España coinciden en que es necesario apoyar la formación de los potenciales desempleados de los sectores más perjudicados por la pandemia para que adquieran competencias y habilidades que les faciliten el tránsito hacia nuevos tipos de trabajos en otras ramas menos afectadas por la crisis.

Por ejemplo, los sectores que podrían ganar peso a raíz de la pandemia, como el logístico o las telecomunicaciones, demandan más competencias asociadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones, la escritura, la lectura y las habilidades numéricas.

2. Impulsar los planes de garantía juvenil

La OIT también recomienda a la Comisión parlamentaria para la reconstrucción económica y social de España que contemple un plan especial de garantía juvenil para que a la población joven sin trabajo y sin estudios se le ofrezca un empleo o una propuesta formativa que le permita volver o introducirse en el mercado laboral.

3. Aplicar políticas macroeconómicas para apoyar el empleo juvenil

El Observatorio de la OIT hace un llamamiento a nivel mundial para que los gobiernos establezcan políticas urgentes, concretas y a gran escala dirigidas a apoyar el trabajo de los y las jóvenes.

Asimismo, el organismo advierte que la crisis tendrá consecuencias a largo plazo, a menos que se realicen las intervenciones pertinentes en el plano normativo para mejorar la situación de los y las jóvenes en el mercado laboral, en particular los más vulnerables.

4. Más orientación profesional individualizada en los servicios públicos de empleo

La orientación laboral individualizada es clave para ayudar a frenar el desempleo juvenil, según el estudio del Banco de España. Es por ello que propone reforzar el servicio público de empleo e implantar la orientación laboral individualizada como política activa, así como favorecer la asistencia en la búsqueda activa de empleo de los y las jóvenes y, en caso de ser necesario, en la formación especializada.

5. Invertir en pruebas de detección y rastreo de contactos de contagios de COVID-19

La OIT apunta también que es necesario crear un ambiente seguro para regresar al trabajo, por lo que la proliferación de las pruebas y la trazabilidad (PT) de los contagios del COVID-19 podrían ayudar a frenar el desempleo, especialmente el juvenil. «En los países con un sistema sólido de PT, la disminución media de las horas de trabajo es inferior en un 50% en comparación con los países con baja intensidad de PT», apunta el organismo.

Las tres razones por las cuales las PT son necesarias para reducir el paro juvenil son las siguientes: reducen la dependencia en las medidas de confinamiento estrictas; promueven la confianza de los ciudadanos y, en consecuencia, estimulan el consumo y apoyan el empleo; y contribuyen a minimizar la interrupción de las actividades en el lugar de trabajo. Además, las PT pueden por sí mismas crear nuevos empleos, si bien temporales, que podrían estar dirigidos a los jóvenes y a otros grupos prioritarios.

 

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